Bomberos de Bolivia pierden esperanza de domar las llamas a medida que crece área quemada

Los bomberos voluntarios bolivianos, agotados por la batalla contra las llamas que se extienden rápidamente por las tierras bajas del país, empezaron a perder la esperanza y a retroceder de la línea del frente en la región afectada por la sequía.

Los incendios de este año son los peores de Bolivia en al menos dos décadas, con el tamaño de las tierras quemadas en todo el país casi duplicandose en menos de tres semanas, destruyendo franjas de bosques y granjas que sustentan a miles de personas.

En el polvoriento pueblo ganadero de Concepción, a pesar de casi dos meses de combate ininterrumpido de incendios, las llamas que se habían apagado en los bosques secos circundantes se han reavivado, mientras que otras continúan extendiéndose hacia el Parque Nacional Noel Kempff Mercado, una puerta de entrada a la prístina selva tropical amazónica.

“No se ha controlado nada, los incendios siguen”, dijo Elías Johns, vicegobernador de la provincia de Ñuflo Chávez, donde está ubicada Concepción.

Mientras que los helicópteros han apagado las llamas alrededor de Concepción, el Boeing SuperTanker 747 que el presidente boliviano, Evo Morales, dispuso para combatir en todo el país aún no ha llegado hasta aquí.

El calor y el humo son tan intensos en las líneas del frente de los incendios que los bomberos no pueden permanecer trabajando más de varios minutos a la vez.

Los bomberos voluntarios de Bolivia dicen que están mal equipados, con poco más que mochilas de agua, mangueras y machetes, y que carecen de maquinaria pesada para limpiar los escombros y evitar que los incendios avancen.

Entre 700 y 800 bomberos voluntarios se han ido a casa, dijo Johns. La provincia ahora depende principalmente de unidades extranjeras de Argentina y Francia y de soldados bolivianos enviados para ayudar.

Muchos bomberos voluntarios se desmoralizan después de trabajar durante semanas en paisajes llenos de humo salpicados de restos carbonizados de animales y árboles. También han muerto cuatro bomberos, uno de ellos por un ataque al corazón y tres mientras se bañaban en un lago local.

“El trabajo es agotador, físicamente y emocionalmente”, dijo Shayir Rezvani, un estudiante universitario que es uno de los 30 bomberos de la unidad de voluntarios que queda en la provincia.

Las autoridades de Concepción establecieron una clínica especial para atender a las personas que sufren problemas respiratorios a causa del humo. Los incendios también han afectado a la red eléctrica, provocando apagones e interrupciones en la distribución de agua, dijo Johns.

Sin señales de que los incendios se están desacelerando, los residentes están esperando ansiosamente el comienzo de la temporada de lluvias, que podría no llegar hasta octubre.