Hepatitis, una enfermedad silenciosa: cómo evitar su contagio

Silenciosa, ingresa al cuerpo humano y muchas veces, silenciosamente se va, eliminada por el propio hígado. Pero cuando esto no ocurre, el virus de la hepatitis permanece allí alojado, dañando progresivamente este vital órgano, hasta que es demasiado tarde y estamos a la espera de un trasplante milagroso o los últimos días de vida.

La hepatitis es una inflamación del hígado que puede remitir espontáneamente o evolucionar hacia una fibrosis (cicatrización), una cirrosis o un cáncer de hígado. Los virus son la causa más frecuente de las hepatitis, que también pueden deberse a otras infecciones, sustancias tóxicas (por ejemplo, el alcohol o determinadas drogas) o enfermedades autoinmunitarias.

Hoy, en el Día Mundial contra la Hepatitis, las estadísticas mundiales indican que esta enfermedad es la octava causa de muerte en el mundo, por delante de los accidentes viales, HIV o diabetes y se cobra la vida de 1,5 millones de personas cada año en todo el mundo. Se trata de un grupo de enfermedades infecciosas que comprenden las hepatitis A, B, C, D y E y pueden provocar hepatopatías agudas y crónicas.

«Las principales causas de este tipo de lesiones son el consumo abusivo de alcohol y la infección por virus de hepatitis B y C. La tipo B es considerada la octava causa de muerte en el mundo, mientras que la C es la primera causa de trasplante hepático en occidente», explicó a LA NACION el doctor Esteban Gonzalez Ballerga, de la división Gastroenterología del Hospital de Clínicas.

En la Argentina, el Ministerio de Salud de la Nación estima que entre el 1 y el 2% de la población adulta en el país, es decir más de medio millón de argentinos, se encuentran infectadas con los tipos B y C, de los cuales menos de un tercio sabe de su condición, lo que significa que la gran mayoría no sabe que tiene la enfermedad.

Esta enfermedad puede prevenirse con vacunación en los casos A y B y con nuevos tratamientos puede lograrse la cura del tipo C, que no posee vacuna. En este caso, se trata de antivirales llamados, genéricamente, de acción directa. «La clave es el diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno, antes de llegar a una lesión severa del hígado», agregó Gonzalez Ballerga.

El problema del costo del tratamiento

En la Argentina existen 12 esquemas de tratamiento aprobados por la Anmat, de los cuales en el país se utiliza la combinación interferón más ribavirina, durante un año con hasta un 50% de éxito. Después, surgieron dos drogas nuevas: telaprevir y boceprevir, que, empleadas junto con interferón, llegan a una efectividad del 75%, pero con mayor toxicidad.

El problema que destacan los profesionales es el alto costo de las nuevas drogas: en Estados Unidos el tratamiento asciende a los 84.000 dólares, aunque en otros países gracias a la intervención del Estado, se lograron bajar considerablemente los costos: en Brasil cuesta 7500 dólares y en Egipto 1000.

«En los últimos años, la introducción de nuevos tratamientos ha cambiado en forma radical el escenario de la hepatitis C, donde es posible su erradicación en poco tiempo. Pero hoy, el desafío ya no es la cura sino la accesibilidad a los tratamientos», explicó el doctor Ricardo Mastai, de la Unidad de Trasplante del Hospital Alemán.

«De acuerdo a un reciente estudio, los nuevos tratamientos permitieron que un tercio de quienes padecían enfermedad hepática avanzada y necesitaban un trasplante tuvieran una mejoría clínica que permitió retirarlos de la lista de espera», reveló el doctor Adrián Gadano, presidente de la Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado , A.A.E.E.H, en relación a un estudio publicado por la revista científica Journal of Hepatology en el que se investigaron en Europa grupos de pacientes afectados por la Hepatitis C a la espera de un trasplante.

Según el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), en Argentina unos 1200 están en lista de espera para un trasplante de hígado. De esos 1200 casos, unos 300 corresponden a infectados por Hepatitis C.