Al parecer, ya es definitivo que el nuevo iPhone de 2017 tendrá una pantalla Oled a la que a penas se le verán los bordes y que sería curva por los laterales, o así lo aseguró un importante analista del mundo de la tecnología, Wayne Lam, que trabaja para IHS Markit. 

«Anticipamos que Apple adoptará una Oled plana en su nuevo modelo especial del iPhone, algo similar al actual diseño de cristal 2.5D». 

Esto significa, como el propio analista apunta, que el iPhone se parecerá más al LG G6 que al Samsung Galaxy S8, que sí tendrá una pantalla curva y que integrará las ideas tras la gama «Edge» tanto en el S8 como en el S8 Plus.

De este modo, Apple da un pequeño paso atrás en una de las grandes novedades del diseño del iPhone, que ha sido criticado por su inmovilismo durante los últimos tres modelos.

Aunque el iPhone 8 o iPhone X (nombres que suenan como posibilidades y que no son finales) sí lucirá diferente con una pantalla más grande y alargada, que todavía está por ver si tendrá algún botón frontal o si integrará el sensor de huellas dactilares bajo su cristal, el cambio no será tan extremo como se había adelantado inicialmente.

Entre las razones que pueden haber empujado a Apple a apostar por este tipo de pantalla en lugar de por una curva podrían estar los costes, pues una pantalla plana cuesta menos y se puede conseguir más fácilmente.