Madre Teresa de Calcuta símbolo de defensa incansable de los pobres

La Madre Teresa de Calcuta galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 1979, y declarada santa este domingo 19 años después de su muerte,  fue durante la segunda mitad del siglo XX el símbolo de la defensa incansable de los pobres.

La religiosa cuyo nombre es Gonxhe Agnes Bojaxhiu nació en una familia albanesa de Macedonia, fue fundadora de su propia congregación en 1950 denominada «las Misioneras de la Caridad» ydurante más de 40 años consagró su vida a los pobres y los enfermos.

Gonxhe Agnes Bojaxhiu entró en 1928 a formar parte de la orden religiosa Hermanas de Nuestra Señora de Loreto, cuya sede central se encuentra en Irlanda, donde tomó el nombre de Teresa en honor a la Santa Teresa de Lisieux.

Luego fue enviada a Calcuta, en India, donde enseñó durante varios años en una escuela para niñas de clases altas, antes de recibir la «llamada de las llamadas», es decir la vocación de servir a Dios a través de los pobres.

El arzobispo de Calcuta en ese momento, Fernando Periers, se negaba a dejarla salir de su orden, aduciendo que era demasiado joven para esa labor pese a que tenía 37 años de edad y tachándola de «novata incapaz de iluminar correctamente una vela».

Pero ella logró el apoyo de sus superiores e incluso del papa Pío XII.

Así fue su lucha en defensa de los pobres

A principios de 1948 la Madre Teresa de Calcuta se trasladó a vivir en los barrios pobres de Calcuta, donde sus exalumnas se convirtieron junto a ella en las primeras Misioneras de la Caridad.

En 1952, al tener que asistir a una mujer moribunda abandonada en la calle con los pies roídos por las ratas, algo que la conmueve profundamente, decidió volcarse completamente en una nueva tarea: ayudar a los más pobres entre los pobres.

Tras acosar a las autoridades de la ciudad, obtuvo que le cedieran un viejo edificio para dar cabida a los enfermos de tuberculosis, disentería y tétanos, es decir a aquellos que ni los hospitales querían atender.

Decenas de miles de necesitados pasaron por ese «hospicio»: muchos encontraron una muerte digna, siempre en el respeto a su propia religión, otros se recuperaron gracias a los cuidados de las monjas.

En Calcuta, Madre Teresa abrió también un orfanato, Sishu Bhavan, y un centro para leprosos, Shantinagar, donde actualmente se tejen los saris blancos con borde azul que siempre usó la religiosa y que hoy usan las 4.500 Misioneras de la Caridad repartidas en más de 100 países.

Regalos y relación de amistad con los Papas

Dotada del sentido de los negocios, en una ocasión la Madre teresa de Calcuta le preguntó al papa Juan XXIII si las riquezas del Vaticano podían ser utilizadas para los pobres.

El papa entonces le donó un Rolls Royce, el cual vendió rápidamente a buen precio en una subasta.

Durante el papado de Pablo VI, la congregación se extendió por el mundo y llegó a fundar casas en América Latina, en particular en Venezuela.

El papa Juan Pablo II reconoció públicamente su admiración por esa monja menuda y a la vez firme, y a mediados de los 80 bendijo la primera piedra de la casa que abrió en Roma para acoger a vagabundos.

Por su parte el papa Francisco, que la conoció en 1994, reconoció que había quedado impresionado por su carácter fuerte, que le hubiera suscitado «miedo» si hubiera sido su superior.

De hecho este domingo este durante la canonización de la madre Teresa de Calcuta elogió su labor «en defensa de la vida humana», al asegurar que hizo «sentir su voz a los poderosos de la tierra para que reconocieran sus culpas ante los crímenes de la pobreza creada por ellos mismos».

La madre Teresa solía decir que su contribución era sólo una «gota en un océano de sufrimientos», pero que «si no existiera, esa gota le haría falta al mar».

La Madre Teresa tuvo sus detractores

Sus detractores la acusaban de recibir regalos sin indagar de donde provenían y de haber sido una opositora ardiente del aborto y de la píldora anticonceptiva, así como de utilizar su prestigio para denunciar en todo el mundo esas prácticas.

Durante el proceso para su beatificación se descubrió que sufría crisis religiosas y que llegaba hasta poner en cuestión la existencia de Dios.

«Jamás he visto que me cierren una puerta. Creo que eso ocurre porque ven que no voy a pedir, sino a dar. Hoy en día está de moda hablar de los pobres. Por desgracia no lo está hablarle a ellos», confesó en una ocasión.

Su muerte

En la sede de la congregación, en Calcuta, ubicada en una avenida de la megalópolis de India, Madre Teresa, famosa y premiada en todo el mundo por su labor, condujo siempre una vida austera, compartió con novicios y candidatos, trabajó sin descanso.

Allí murió el 5 de septiembre de 1997, a la edad de 87 años, y su tumba suele estar cubierta de pétalos de flores como un homenaje a su figura.

Al morir, el gobierno indio le concedió un funeral de Estado y su féretro fue trasladado por gran parte de la ciudad en el mismo carruaje en el que fueron llevados los restos de Mahatma Gandhi.