Psoriasis infantil puede ocultar el estrés emocional

Una enfermedad visible con efectos invisibles. Sus síntomas intangibles son la principal preocupación que despierta una enfermedad que se ve, que es perceptible a la vista.

Que la piel sea la fuente de su manifestación implica conductas psicológicas de retraimiento, desconfianza, depresión con principal impacto en los niños, los más vulnerables. La psoriasis es un padecimiento que pica, que se siente, que lastima y que al ser expuesto, condiciona el campo emocional.

Su explicación académica enumera características de una enfermedad potencialmente severa, multisistémica, autoinmune, crónica, no contagiosa, que toma la piel y las articulaciones como campo de manifestación y que produce significativas alteraciones emocionales y psicológicas en quienes la padecen.

Para comprender, acompañar y diseminar los fantasmas de la afección en edad infantil, temáticas como vergüenza, frustración, aislamiento, miedos, la Asociación Civil para el Enfermo de Psoriasis –AEPSO– desarrolló una herramienta pedagógica en la búsqueda infinita por ofrecer soluciones a una problemática que excede las implicancias físicas, tangibles. «Cuentos que no pican» es una iniciativa que aborda y empatiza con las emociones de los niños con psoriasis.

El principal desencadenante de la enfermedad es el factor emocional, más allá de que la condición genética sea fundamental. Los disparadores de la psoriasis pueden variar su origen, pero el gen es común: un brusco cambio en la estructura anímica, espiritual y sentimental del paciente.

Los ejemplos van desde una mudanza, un cambio de colegio hasta la separación de los padres o la pérdida de un ser querido.