El imperio del «streaming» contraataca: Disney olvida las salas de cine en tiempos de Covid-19

Una de cada tres personas que fue al cine en 2019 lo hizo para ver una película Disney. El imperio californiano había conseguido colonizar casi por completo la taquilla tras comprar Pixar, Lucasfilm y Marvel. Pero todo cambió con la llegada de la pandemia de coronavirus. La industria del entretenimiento tuvo que medir sus esfuerzos económicos y parar rodajes e inversiones. A día de hoy, los cines siguen sin blockbusters que actúen como catalizador del interés colectivo. 

Warner Bros se ha atrevido a estrenar Tenet, la única película de gran presupuesto de los últimos meses, al tiempo que guarda Wonder Woman 1984 y Dune para diciembre con la intención de salvar los muebles este año. Por su parte Universal ha decidido que James Bond: sin tiempo para morir se estrene el año que viene, y 20th Century Studios ha probado suerte con Los nuevos mutantes, pero retiene La crónica francesa de Wes Anderson —actualmente sin fecha de estreno— y retrasa The King’s Man: La primera misión, también hasta 2021.

 

¿Y Disney? Tras el estreno online de Mulán, acaba de anunciar que Soul, la nueva y esperada película de Pixar, tampoco pasará por los cines. Es más: Bob Chapek, director ejecutivo del gigante del entretenimiento anunciaba el pasado lunes que la empresa va a sufrir una reconfiguración severa cuyo objetivo es simple: potenciar la ventana de exhibición online. Disney+ será la prioridad de los futuros movimientos del estudio. El Video On Demand —VOD en adelante—, no cesa de ganarle terreno a las salas de cine convencionales: una tendencia que la pandemia ha acentuado.

 

 La reina de las taquillas, hacia el trono del VOD

«Esto no es más que una evolución de lo que ya hemos hecho. Dado el éxito hasta ahora, queremos acelerar aún más nuestra transición a un modelo directo al consumidor «, afirmaba Bob Chapek en un reportaje de Los Angeles Times publicado a la luz de la decisión de la compañía por apostar por el VOD.

Tras varios retrasos desde su fecha prevista en marzo, Disney optó por estrenar Mulán en su propia plataforma. Era el live-action más esperado de la factoría tras el éxito de El rey león, pero su estreno online generó polémica en el sector: no podía verla cualquier persona que ya pagase Disney+, porque no entraba en su suscripción.

Mulán llegó a España a principios de septiembre mediante un lanzamiento en formato de ‘suscripción premium’, por un precio de 21,99 euros. Un precio que muchos agentes de la industria consideraron exorbitado para algo que se iba a ver en un dispositivo doméstico, no en una sala de cine convencional.

«El sobreprecio está justificado por la necesidad, de entrada, de amortizar la producción», explica Elena Neira, experta en distribución cinematográfica y autora de Streaming Wars: la nueva televisión (Libros Cúpula) a elDiario.es. «A un precio menor (o imputándolo directamente al coste de la suscripción) los números no salen. Las grandes producciones están pensadas (y dimensionadas económicamente) para su estreno en pantalla grande. Y Mulán era uno de los grandes estrenos de la compañía para este verano».

La también profesora de la Universitat Oberta de Catalunya opina que «la estrategia de Disney es interesante: estreno en theatrical [salas convencionales] en aquellos países en donde todavía no está disponible la plataforma y estreno directamente en Disney+ en los que sí está».

«Si de los 60 millones de suscriptores que ahora tienen contratada la plataforma deciden alquilarla un 10% a ese precio, conseguirían, de entrada, más de 200 millones (una cantidad que bien podría cubrir los costes de producción). Todo lo que esté por encima de esos márgenes será beneficio. Además, la inversión promocional en Mulán es menor que la de un estreno al uso, ya que aquí las campañas directas al consumidor (mediante newsletters o en medios online) son las que está acaparando las acciones».

Al día de hoy, no sabemos a ciencia cierta si el estreno de Mulán ha resultado ser un experimento fallido, pero sí sabemos que marca la dirección a seguir: hace escasos días la compañía del ratón anunció que Soul, la nueva película de Pixar, se estrenará directamente en Disney+. Esta vez, sin embargo, entrará en suscripción y quienes ya paguen la plataforma no deberán abonar ni un euro más. Algo que puede dar una pista de si a Mulán le habrán salido los números o no. 

 

En tiempos de pandemia, el streaming es el rey

«Sin duda el sector del streaming ha sido el gran beneficiado del confinamiento», explica Elena Neira. «Con los cines y demás espectáculos en suspenso, el entretenimiento digital se convirtió en la primera opción de los hogares que no solo intensificaron el número de horas dedicadas a ver vídeo online sino también el número de plataformas a las que estaban registrados. Y teniendo en cuenta que la normalización total de lo que podríamos entender como compentencia (como los estrenos de cine y demás actividades culturales) todavía no se ha producido, creo que todavía podemos esperar buenos resultados para ellas».

Al peso, y según la revista Forbes, en septiembre de 2020 Netflix seguía siendo la reina indiscutible de las plataformas de VOD con 183 millones de suscriptores en todo el mundo. Una cifra que alcanzó durante la pandemia, puesto que la compañía llegó a duplicar el número de abonados en mercados clave como el norteamericano. A la gran N roja la siguen HBO con 140 millones de suscriptores y Amazon Prime Video con 150, aunque los datos de la compañía de Bezos no son del todo fiables porque Prime Video es un servicio incluido en Amazon Prime.

¿Y en España? Según el último informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia cuatro de cada 10 hogares con Internet consumen contenidos audiovisuales en plataformas online de pago como Netflix o HBO. Pero en términos de liderazgo, y según los datos disponibles, la actual reina del mercado patrio es Movistar+, que en 2019 tenía 2,2 millones de usuarios, alcanzando así el 13,4% del mercado del consumo de contenidos audiovisuales por Internet. Un reinado que ostenta en gran medida porque su cuota deriva del hecho de que presta también los servicios de telefonía fija, móvil, Internet y televisión.

El contenido audiovisual es solamente una rama más de negocio para Telefónica. Pero plataformas españolas como Filmin o Flixolé registraron un aumento de suscripciones y reproduciones durante los primeros meses de pandemia. Según Neira, España se suma así «a lo que es una tendencia global: los mercados online se han convertido en el lugar idóneo para dar salida a productos que, en las condiciones actuales, no podrían tener una distribución solvente».