No Time to Die, la película que marca el final de Daniel Craig como agente 007

La última escena que Daniel Craig filmó de la película No Time to Die parece una premonición que marca también su final como el actor que personificó al agente 007 por más tiempo. 

Craig, de 52 años, aparece corriendo en un callejón en la ciudad de La Habana, Cuba (la toma se hizo en Londres), hasta desaparecer en medio de las luces de neón y el humo. Sin que fuera premeditado, la coincidencia ha sido tan conmovedora que hoy la comparten tanto el productor Michael Wilson como la propietaria de la franquicia, Barbara Broccoli.

Fue precisamente Broccoli quien hace 15 años puso sus ojos en el actor inglés tras verlo en su papel de sacerdote psicótico en la cinta Elizabeth. Ella quería reemplazar a Pierce Brosnan, quien había interpretado el papel durante siete años. Eran tiempos difíciles para la saga, ridiculizada exitosamente con las películas de Austin Powers, reseñó Semana

Además, surgían los superhéroes de Marvel y DC Comics, y el momento exigía un actor que salvara el día para el agente británico. Pero en ese tiempo casi nadie, ni el mismo Craig, pensaba que Daniel estaría a la altura de sus antecesores, que no eran cualquier cosa: Sean Connery, Roger Moore y Brosnan. El actor, acostumbrado a actuar como villano, no se veía en tuxedos y casinos. Además, no era alto, era muy rubio y un desconocido en el cine.

Tampoco Sam Mendes, quien conoce a Craig profesionalmente, lo veía enfundado en las ropas del espía, pues lo consideraba demasiado conectado con sus emociones, y para el papel se exigía todo lo contrario. Aun así, Craig se sometió a la tradicional prueba que los productores les exigen a todos los Bond: repetir una escena de la película From Russia with Love, en la que el espía regresa a su cuarto de hotel y encuentra a Tatiana, una agente rusa, desnuda en su cama.

Para los productores, Craig pasó la prueba con creces y, por consiguiente, fue presentado oficialmente como el reemplazo de Brosnan. Pero la prensa británica no lo recibió bien. El tabloide The Daily Mirror tituló la noticia “The Name’s Bland-James Bland”, un juego de palabras que se refiere a su famosa manera de presentarse en la que en lugar de Bond dicen bland (soso). Incluso se habló de boicotear la decisión. Su estilo más áspero, como de boxeador duro y afilado, parecía estar en desacuerdo con las maneras suaves y elegantes que caracterizan al personaje.

No es raro, entonces, que el día del estreno de Casino Royale, en Londres, y con la reina a bordo, el actor esperara lo peor. Al final, cuando rodaron los créditos, sin embargo, hubo una ovación general. La crítica amó la película, que, además, recaudó sumas astronómicas en la taquilla, llegando a ser la más exitosa cinta de Bond hasta el momento. Es más, Craig fue nominado a los premios Bafta ese año, la primera vez para un James Bond.

 

Era 2005, él tenía 37 años y se consolidaba como el espía más famoso del mundo. Gracias a Craig, en las cinco cintas filmadas, que por primera vez se conectaban, pero de manera tenue, le dio un aspecto más moderno al personaje sin quitarle el carisma y retomando lo mejor de los anteriores: su poder de seducción, su ingenio y humor. De hecho, logró las dos más grandes películas en la historia de la franquicia con Casino Royale y Skyfall. Todo esto fue posible gracias a guiones sólidos, adaptados para un mundo que cambió después de los ataques a las Torres Gemelas en 2001.

Casino Royale incluye elementos de terrorismo, y Spectre (2015) fue basada en las historias de Julian Assange y Edward Snowden. Su despedida de la saga ha sido turbulenta y larga. Y el adiós comenzó en 2015, con el lanzamiento de Spectre, cuando al actor le preguntaron si haría otra película y contestó: “Prefiero romper un vaso y cortarme las venas”.

Terminó, de alguna manera, montado en el proyecto, tal vez porque en él participaba también el director Danny Boyle, con quien Craig trabajó en el famoso corto de los Juegos Olímpicos en el que compartió créditos con la propia reina Isabel. Pero en agosto de 2018, Boyle abandonó el filme por diferencias con los productores. En su reemplazo fue contratado Cary Joji Fukunaga, conocido por dirigir la exitosa serie de HBO True Detective.

Cuando ya estaba todo listo para comenzar, Craig se lesionó un tobillo, y luego una explosión en los estudios Pinewood voló parte de los escenarios de la película. Y, en 2020, apareció la pandemia, que retrasó todo el cronograma de posproducción e, incluso, el lanzamiento de la cinta, pospuesto en dos ocasiones. Así, la pausa entre Spectre y No Time to Die ha sido la más larga en la historia de la franquicia. El estreno finalmente sucedió el pasado martes con una gala en Londres, y la cinta se empezó a rodar el jueves en teatros del mundo.

La opinión, por ahora, ha sido favorable, lo que marca un perfecto final para quien logró darle otro aire al 007. El crítico de cine del Times de Londres, Kevin Maher, le otorgó cinco estrellas. “Es mejor que buena. Es magnífica”, dijo. Peter Bradshaw, de The Guardian, considera que la cinta es épica, pues entrega una historia llena de “patetismo, drama, comedia, angustia, horror macabro y acción”. Otras cinco estrellas le otorgó Robbie Collin, del diario The Thelegraph, quien mencionó que la dupla Craig-Fukunaga fue la mejor para cerrar el capítulo del actor en la franquicia.

A pesar de eso, muchos opinan que no justifica los 163 minutos de duración y que la convierte en la más larga cinta del agente. “Más no siempre es mejor”, dijo la crítica de la revista Time, Stephanie Zacharek. “Pero olvidando eso, No Time to Die está hecha a la medida del actor, que es, en mi opinión, el mejor Bond de todos”.

En momentos de quiebre como este, es imposible evitar preguntarse quién ha sido el mejor Bond. En las encuestas de expertos, siempre gana Sean Connery; en los sondeos de fanáticos, la mayoría escoge al Bond que le tocó en su generación. Hoy se puede decir que el mundo está más allá de esta odiosa comparación, pues cada uno de los actores aportó un valor que le añadió vida al personaje de Ian Fleming. Incluso, aquellos Bond fugaces, como George Lazenby y Timothy Dalton, subvalorados, hoy son vistos como clave en la saga. Daniel Craig no aparece entre los últimos, pero tampoco entre los primeros. Aun así, nadie duda de su legado.

“Hizo que una decadente franquicia fuera más excitante y relevante de lo que había sido”, dice Sam Knight, en GQ. Además, compitió hombro a hombro con las cintas de acción del momento. Skyfall recaudó lo mismo que Iron Man 3, 1.100 millones de dólares; y, en total, los filmes de Bond con Craig han recogido más de 3.000 millones de dólares. 

El actor británico también cambió el papel en términos dramáticos. “En manos de Daniel, Bond envejeció, se enamoró y lloró por primera vez. Perdió la sonrisa y ganó en introspección”, dijo Knight.

Craig ve un ciclo cumplido y está expectante de lo que le deparará su carrera sin Bond. Añora pasar más tiempo con su esposa, la actriz Rachel Weisz, con quien vive en Nueva York junto con su pequeña hija. Siente la nostalgia normal de dejar al personaje, y en las entrevistas señala en tono jocoso que odiará a quien lo suceda, un asunto que todavía es un misterio. Se habló de una mujer, pero el propio Craig cree que sería un error. También se han barajado nombres de cotizados actores británicos, como Richard Madden, Idris Elba, Tom Hardy y Benedict Cumberbatch, entre otros.

La palabra la tiene Barbara Broccoli. La conversación en torno a su reemplazo volvió a surgir con el lanzamiento de la cinta. Y como muchos aprendieron a quererlo en estos 15 años, ya no importa quién tome su lugar, porque sus sucesores nunca podrán hacer lo que él hizo de la manera en que lo hizo. La próxima estrella del 007 puede ser asombrosa a su manera, pero nunca habrá otro James Bond como el de Daniel Craig.

Fuente: Semana