Premiaron a una diseñadora de Quilmes que inventó un juguete para chicos con autismo

Hubo momentos en los que Melisa Klassen pensó que tal vez el diseño industrial, su profesión, no sería el camino por el que avanzaría su vida. Igual no dejó de pensar y mostrar ideas de juguetes en sus redes, y recibir comentarios que funcionaron como motivación para seguir adelante.

Cuando se enteró del concurso “Juguemos juntos”, organizado por Fundalc (una fundación dedicada a la rehabilitación y recuperación de afectados por discapacidades), la vecina de Quilmes ​decidió participar.

Y fue la ganadora, gracias a Irohiro, un juguete que pensó para chicos con autismo ​o TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad).

Con tres hijos pequeños, Melisa había dejado de trabajar para dedicarse a la crianza. Hasta que, en un momento de crisis, en el que hubo que hacer recortes y optimizar recursos en relación con las comidas, cantidad de viajes por día y servicios, se generó un punto de inflexión.

Advirtió que los recortes no estaban ayudando a la familia a salir adelante y decidió volver al trabajo en lo que fuera, adaptándolo a su día a día como mamá.

Melisa Klassen con el Irohiro, el juguete que diseñó pensado para chicos con autismo o TDAH.

“Comencé el año vendiendo pastelería casera y ofreciendo clases de dibujo técnico. Cuando nada parecía funcionar, en agosto me volví a sentar en la compu en cada rato libre, para volver a diseñar”, relata Klassen.

Así descubrió el concurso que premia el diseño de juguetes para niños con discapacidad visual, auditiva, cognitiva, motriz, o dentro del espectro autista.

 

El proyecto ganador nació de una idea muy sencilla: es un juego que permite girar, como una calesita individual o un trompo gigante al cual montarse.

Para diseñarlo tuvo una charla con una fonoaudióloga. Aunque parezca extraño, es lógico: ella le dio el enfoque sobre la estimulación vestibular, relacionada con el sentido de la orientación y el equilibrio.

«Irohiro», el juguete ganador del concurso Juguemos Juntos, de Fundalc. Está pensado para chicos con autismo o TDAH.

“Así, investigando sobre elementos y actividades que ayudaran a potenciar esos estímulos pensé en una plataforma giratoria individual, y para darle forma fue muy importante considerar que tuviera dos instancias”, explica Melisa.

Y continúa: “Primero, una que contuviese al niño con autismo dándole seguridad y que también permitiese asistirlo”.

Con este fin, el juego tiene un lado cóncavo con un aro que funciona como sujeción para el chico y de volante para el terapeuta.