Descubre si sufres hambre emocional o comes con la cabeza

Nuestra alimentación, como otros tantos comportamientos del ser humano, está regulada e influida por las emociones y otros aspectos psicológicos. Esto ha llevado al psiquiatra Javier Quintero a estudiar durante más de 15 años este aspecto, principalmente en las personas con sobrepeso. 

La investigación ha tenido como resultado un modelo de 5 dimensiones, denominado «EAT-ID (Emocional, Adictiva, Traumática, Impulsiva y Desorganizada)», que explica cómo es la relación con la comida. Así, según este modelo, cuando nuestra forma de alimentación no es correcta se debe a que alguna (o algunas) de estas dimensiones está interfiriendo en nuestra forma de comer. Reseñó ABC.

Una de las posibilidades es que utilicemos la comida para intentar modular nuestras emociones. Esto sucede, por ejemplo, cuando comemos más de la cuenta o alimentos concretos cuando estamos tristes o cuando estamos nerviosos. Sin necesidad de situaciones concretas, esto nos puede llevar a que confundamos el hambre emocional con el hambre fisiológica.

También pueden darse situaciones en las que lo que prima es la desorganización en la alimentación, que incluye comportamientos como saltarse comidas, picar entre horas o seguir a la ligera eso de «yo como cualquier cosa». Son formas de relacionarse con la comida que, según explica el experto, hacen difícil mantener una dieta equilibrada y saludable.

Otra conducta relevante es darse atracones (ingerir más cantidad de comida de la que habíamos planeado, hacerlo casi sin hambre y después sentirse mal por ello). 

Asaltar la nevera a horas intempestivas o comer de manera ordenada casi siempre, pero saltarse todas las reglas los fines de semana son comportamientos que no tienen tanto que ver con la fuerza de voluntad como creemos, sino con nuestra relación con la comida, según señala el experto de Coco Eating.